Capítulo 338 Incomprendido
Bajo la encantadora luz de la luna, Santiago daba vueltas con Melinda sostenida con firmeza en sus brazos, sus figuras adornadas con un brillo radiante y luminiscente. Su risa resonó durante la noche desde la azotea. Al mismo tiempo, Sonia captó las dulces notas de la risa de Melinda e intercambió una mirada encantada con Gael. Sus sonrisas reflejaban la felicidad que parecía llenar el aire, creando una atmósfera de pura dicha.
Mientras tanto, dentro de los confines de la sala del hospital, un brillo de felicidad iluminó el rostro de Jenifer mientras dejaba su teléfono y tomaba la mano de Mónica.
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