Capítulo 277 Los golpeadores de Mónica
—¿Jesica? —Melinda también se sorprendió. Solo intentaba ayudar a una pobre alma, pero nunca pensó que sería alguien a quien conocía.
Cuando Santiago salió de su auto y entró en el callejón, se tropezó con el patético estado en que se encontraban los maleantes. Se levantaron tambaleantes, pero no intentaron atacar. La mujer era demasiado poderosa para ellos. Se encontraron con sus ojos y el agudo destello que había en ellos hizo que los matones se estremecieran.
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