Capítulo 359 Una rara fiesta de pijamas
Cuando Estefanía subió las escaleras, solo Santiago y Melinda permanecieron en la sala. Las luces del techo emitían rayos de luz que proyectaban un tono dorado sobre los muebles del interior.
Santiago se apoyó en el hombro de Melinda mientras la miraba con cariño. Luego, bajó un poco el cuerpo para presionar su frente contra la de ella.
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