Capítulo 123 ¡No vuelvas!
Jenifer salió de la estancia sin ver atrás, tras lo cual Melinda aceleró el paso para alcanzarla. Sin embargo, Santiago la agarró del brazo y la detuvo, a todas luces preocupado por ella.
—No pasa nada. —Ella lo vio, con los ojos oscuros como la niebla nocturna y sonrió con calma—. No me haría nada a plena luz del día. —Después de decir eso, le apartó con cariño la mano.
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