Capítulo 107 ¿Estás loco, Santiago?
Melinda se quedó de pie junto a la puerta, conmocionada. Escuchó que Mónica se reía de sí misma y caminó hacia Santiago. Mónica apartó la taza de café y apoyó las manos en la mesa.
—Aunque quieras ir contra la Señora Falcó, no deberías poner en juego tu felicidad, Santiago. Qué tonto eres —dijo en tono sincero.
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