Capítulo 1432 Un sesgo evidente
Aldo no escuchó más que el rugido de la sangre en sus oídos. El Primer Ministro estaba siendo más que parcial con Román. «¿Cómo podía favorecer a Román tan abiertamente cuando era evidente que Román no era más que un matón y un pusilánime? ¿Ares y él juntos pesaban tan poco a sus ojos? ¿Cómo podían ser menos importantes que un inútil despojado de todas sus habilidades?».
—Primer Ministro, me niego a disculparme. —Aldo sintió el sabor de la sangre en su boca, que se filtraba por las grietas entre sus dientes mientras los apretaba con fuerza.
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