Capítulo 1018 Román Zárate y sus padres biológicos
—¡Tú! —La ira de la Señora Zárate le rompía el cráneo de rabia. Lanzó el móvil al suelo—. ¡De tal palo tal astilla! ¿Es este desalmado uno de los nuestros? Ya lo veremos. Ahora que Teodoro Luna y los Lizárraga están tras él, ¡no tardará en ver su tumba! ¿Dijo que nuestra familia nunca podrá compararse con ese mocoso? ¡Qué estupidez!
Al otro lado, Fátima colgó el móvil con satisfacción. «Por supuesto. Es mi hijo. Es mucho más que un niño abandonado por el que los Zárate lo toman. ¡Bien hecho, hijo mío! Por fin has vengado todos mis años de sufrimiento y vergüenza. Al menos tomé la decisión correcta al defenderte y salvarte». Fátima fue encarcelada en el calabozo de los Lizárraga. Pasaba sus días en soledad, sin conocer el día y la noche. Su única compañía era una pequeña ventana que la conectaba con el mundo exterior, pero su situación no disminuía su alegría. Los Lizárraga querían quitarle la vida a Román. Temían que Fátima y Edwin frustraran su plan, así que los tenían a ambos encadenados. Ella se acercó a la estrecha ventana, deseosa de compartir su alegría con su marido.
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