Capítulo 34 La amenaza
Con las manos temblorosas, sacó el contrato y dijo:
—Señora Dafne, ayer la ofendí. Merezco morir. Siento comunicarle que no puedo entregar las materias primas a tiempo, ni puedo pagar los daños liquidados. Solo puedo hipotecarte la fábrica. Espero que estén dispuestos a hacerse cargo de ella.
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