Capítulo 292 Nada más que un juguete
En consecuencia, tuvo que ponerse de puntillas.
—¿Por qué tuviste que crecer tanto? Llega un punto en el que tengo que ponerme de puntillas para tocarte la cabeza. Me haces quedar mal. En fin, siéntate aquí un rato. Voy a preparar un poco de té.
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