Capítulo 28 Las desgracias nunca vienen solas
Al oír estas palabras, Román hizo un gesto con las manos y tres vehículos de escolta armados y completamente cargados entraron en la fábrica. Los escoltas abrieron las puertas traseras de éstos cuando se detuvieron.
—¡Oh, Dios mío! —El sonido de las exclamaciones de sorpresa llenó el aire… «¡Dinero!» Los tres vehículos estaban llenos de billetes de colores. «Eso... ¡Eso tiene que ser al menos cien millones!».
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread