Capítulo 104 Si me odias, muérdeme
Elías rio con suavidad, mirándola con tanto afecto que podría derretir el corazón de la mayoría. Bajó la cabeza de nuevo y masajeó sus piernas con sinceridad.
Al principio, Camila estaba comiendo su sopa de almeja con furia, pero ahora comenzó a frenar el paso. Se puso cabizbaja, como si fuera a esconder su cara en el tazón, porque le preocupaba que él notara sus lágrimas. Aunque no sabía por qué estaba llorando, Elías la descubrió y le bajó el pantalón. Luego, se levantó y le dio un abrazo gentil.
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