Capítulo 11 Por qué mintió Elías
Jassiel se detuvo cuando lo escuchó decir eso, pero después continuó sin contestar. Camila se tensó cuando unos pasos se acercaron a su puerta. El cuarto pertenecía tanto a ella como Jassiel y se los dieron cuando se casaron, por lo que no tenía ninguna razón para evitar que entrase. Para su sorpresa, las pisadas se fueron alejando en unos segundos.
«Jassiel se fue».
Camila suspiró aliviada y cerró la puerta con seguro. Se dejó caer sobre la cama y, exhausta por completo, se quedó dormida en poco tiempo; aunque no tuvo una noche buena de sueño y al día siguiente, se levantó a las seis de la mañana. Vio que Omar estaba haciendo yoga en el jardín para mantenerse en forma y decidió unírsele, pues necesitaba un poco de aire fresco. La hora del desayuno llegó pronto y Camila asistió a Omar a sentarse. Ella tomó el lugar a su lado.
—Cuidado, abuelo.
Carlos salió de la cocina, acompañado de otros empleados del hogar, quienes comenzaron a servir el desayuno. Camila notó que colocaron un par de cubiertos en el asiento de al lado.
«¿Jassiel también está aquí?».
—Carlos, ve a revisar a Jassiel. Ve qué está haciendo. ¡Ya es hora de desayunar, por todos los cielos!
Carlos asintió y salió del comedor. Regresó, bajando las escaleras, junto con Jassiel, quien tenía una expresión fría en su rostro.
—Buenos días, abuelo.
—¡Se te hizo tarde! —gritó Omar, enojado.
Jassiel se comportaba cuando estaba Omar presente, por lo que solo se encogió de hombros y procedió a sentarse a un lado de Camila.
—Quiero que ayudes a Camila con los preparativos para la fiesta una vez terminen de comer. No te vayas de vago, ¿me oíste?
—Claro. —Jassiel asintió, aunque reacio.
—Cami, esta fiesta es para darle la bienvenida a Elías, quien regresa al país. —Omar dirigió su mirada hacia Camila y comenzó a explicar. —Le pediré a los empleados que preparen su cuarto, así que no tendrás que preocuparte por eso. Elías pasó mucho tiempo en el extranjero y sigue soltero, a pesar de estar ya en sus treinta años, por lo que invité a varias personas de élite. Espero que encuentre a su media naranja entre ellas. Como su tío, deseo su felicidad.
—Muy bien, entiendo.
«Así que esta fiesta es para darle la bienvenida a Elías, eh… Si no me equivoco, el tío Elías debería tener alrededor de 32 años ahora».
—¿El cuarto del tío Elías estará listo para esta noche?
—No. Su vuelo llegará temprano el día de mañana.
—¿Mañana?
«¿Cómo puede ser eso? ¿Con quién rayos dormí hace dos noches, entonces? ¿Le mintió al abuelo sobre los detalles de su vuelo y, en realidad, regresó antes de lo que dijo? ¿Por qué haría eso?» pensó Camila, sintiéndose ansiosa ante las interminables de preguntas que pasaban por su mente.
—Jassiel, quiero que mañana recojas a Elías en el aeropuerto.
—Entendido… —contestó Jassiel, reacio, puesto que odiaba que lo trataran como si fuera un chofer.
Una vez que terminaron de desayunar, Omar se retiró a la oficina. Sin nadie para supervisarlo, Jassiel, de ninguna manera se quedaría a ayudar a Camila.
—¡Este es tu trabajo como nuera de la familia Zaragoza! —declaró con sarcasmo y se fue, aunque Camila quedó aliviada.
«¡No entiendo para nada el comportamiento de Jassiel! ¿Qué le pasó al hombre gentil y cariñoso con el que me casé? ¿Por qué tuvo este cambió tan repentino? Pensé que mi vida después del matrimonio sería unicornios y flores, pero todo lo que tengo es sufrimiento y dolor… Lo único de lo que estoy segura es cuánto miedo le tengo a Jassiel».
El tiempo se fue volando y el día de la fiesta llegó muy pronto.