Capítulo 543 Eres demasiado débil
Con las serpientes venenosas bloqueando su huida, todos no tuvieron más remedio que ver cómo Fabián expulsaba poco a poco su veneno.
Mientras tanto, en el fondo del lago, Jaime permanecía quieto como un viejo monje, sin mover un solo músculo. Innumerables parásitos desgarraban su cuerpo, desesperados por inyectarle su veneno.
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