Capítulo 31 Solo navegando
Cara Cortada se quedó atónito por un breve momento. Recuperando con lentitud su teléfono, llamó a Tomás. Como no sabía quién era Jaime, no se atrevió a dejarlo hacer la llamada.
Pronto, la llamada pasó. Cuando sonó la voz soñolienta de Tomás, era obvio que aún no se había levantado de la cama.
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