Capítulo 4736 Vienen todos
Jabo era consciente de la resistencia de su propio cuerpo, el cual había soportado innumerables armas divinas sin recibir ningún daño. Jaime le había asestado una ligera puñalada y, sorprendentemente, su defensa se había visto comprometida. Jabo no podía evitar reflexionar sobre la naturaleza de la espada utilizada por Jaime.
Por otro lado, Jaime estaba perplejo al ver que Jabo, un individuo corpulento, comenzaba a llorar ante una lesión menor, la cual no representaba una amenaza vital. Este comportamiento inesperado planteaba cuestionamientos sobre la reacción de Jabo.
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