Jaime siguió a Eccio y Marla hasta el gran árbol, pero para su sorpresa, no había nadie allí.
—¡Maldita sea! ¿Podría Gladio habernos mentido? —Eccio maldijo al no ver a nadie bajo el gran árbol.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread