El rostro de Hasio estaba tan pálido como una sábana mientras miraba impotente a Jaime. El poder del Sello de la Llama Divina era demasiado abrumador para que Hasio pudiera soportarlo.
Por suerte, su cultivo seguía intacto y sólo se desterró de la Secta de Fuego Violeta.
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