Al escuchar aquello, Allegro se embolsó toda prisa las monedas espirituales y respondió con una sonrisa:
—No es ningún problema. Conozco esta zona como la palma de mi mano. Deje que me encargue yo. Le aseguro que invita la casa.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread