—¡Hmmm! Menuda bola de tontos inútiles…
Joel resopló con frialdad y sacó su cencerro de bronce antes de empezar a entonar cánticos. Las ondas sonoras reverberaron en el aire y rodaron hacia la barrera como mareas crecientes, haciéndose cada vez más fuertes a medida que seguía cantando.
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