Capítulo 1266 Tribulación del rayo
—¡Oh, estás vivo! ¡Estás vivo! —Cecilia rompió a llorar de alegría.
Jaime quiso darle una palmada en la espalda, pero pronto se dio cuenta de que no podía mover la mano. Estupefacto, intentó sentarse, pero sus piernas se negaban a moverse.
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