Capítulo 337 Demasiado débil
Nicandro se levantó de su silla y se volvió para mirar a Gertrudis y al resto del personal. Tenía puesta su habitual sonrisa amistosa.
—En esta empresa, no tienen que preocuparse por nada, y nadie se atreverá a hacerles daño. ¿Entendido?
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