Silencio. Toda la sala quedó en silencio. Ni siquiera se escuchaba la respiración. Era como si les estuvieran sujetando la garganta y fueran a morir asfixiados. ¡Esto…! ¡Esto significaba que iban a vengarse!
—Estamos condenados. —Eder rio un poco como loco mientras se levantaba—. ¡Estamos condenados esta vez, estamos todos condenados! —De repente se giró para mirar a Gildardo. Corrió hacia él y utilizó ambas manos para apretar el cuello de Gildardo—. ¡Todo es culpa tuya! ¡Todo es culpa tuya! ¡Este era tu plan de m*erda que se suponía que era hermético! ¡¿Estás contento ahora?! ¡La Familia Labastida está condenada ahora!
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