Quinto llegó a la casa de los Jurado en un santiamén. Leonardo al final respiró aliviado cuando escuchó que aquel famoso doctor había llegado.
—¿Por qué un médico tan renombrado ha ido al pequeño Duriana en vez de a Sinterra? Tsk. Hubiera sido mucho más conveniente que viniera a Sinterra. Señor Lascuráin, ¿está seguro de que no hay ningún problema? —Jurado sólo tenía un hijo y no podía dejar que siguiera lisiado.
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