El aire se congeló de inmediato. Cirila se quedó clavada en el sitio y pensó que se le habían roto los oídos.
«¿Qué acababa de decir Nicandro? ¿Quería que el notorio Marcelo se disculpara conmigo? ¿Y hasta podía elegir cómo? ¡¿Esta… está bromeando?!».
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