Afuera había un poco de silencio. Gabriel y el resto tenían una expresión de incredulidad en la cara. No tenían ni idea de dónde Hilda había encontrado la confianza para decir que este BMW sólo costaba 50 o 60 mil. Ella podría intentar comprar uno con esa cantidad de dinero y ver lo que conseguía.
Yuridia no se movió. Frunció el ceño y sintió cierta incomodidad en su corazón. El tono de voz de Hilda parecía haber ido demasiado lejos. Aunque fueran desconocidos, los aparcamientos eran cuestión de orden de llegada.
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