Capítulo 95 Pesadilla
Aunque Camila no estaba hambrienta ni tenía apetito, la inquietaba que Vanessa se preocupara, así que se obligó a sí misma a comer un poco de avena. Al mirar la cara de alivio de Vanessa, sonrió sin darse cuenta.
—No te preocupes, mamá. Estoy bien.
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