Capítulo 684 Enemigo fuerte

La noche llegó lentamente y todo quedó en silencio. El tiempo hoy era algo inusual. Las farolas frente a la casa Tapia se encendían y apagaban repentinamente, parpadeando como si estuvieran a punto de fallar. El cielo estaba muy oscuro, tanto que no se veían las estrellas y la luna tampoco había aparecido, creando una atmósfera opresiva. Dentro de la sala ancestral, Ciro estaba sentado mientras la brisa nocturna movía suavemente su barba larga. Sus ojos se volvieron más oscuros y llenos de cautela. Su expresión seria hizo que los ocho hombres responsables de las líneas de sangre contuvieran la respiración y permanecieran atentos.