Mantuvo una mano en la espalda de Nicandro y la movió arriba y abajo con un ritmo particular mientras usaba su otra mano para sacar en secreto una aguja de acero que tenía 10 centímetros de largo.
—¡Vete al infierno! —Sostuvo la aguja en alto y la balanceó hacia el corazón de Nicandro.
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