—Te dije que no tuvieras tanta prisa. ¿Por qué tienes tanta prisa? Tarde o temprano te pondrás bien —le reprendió Susana.
—Quiero recuperarme antes, de lo contrario es muy cansado para Yuridia manejar ella sola una empresa tan grande —sonrió Víctor mientras se secaba el sudor de la frente. Ya estaba muy contento de poder empezar a caminar—. ¡He dicho antes que voy a devolver todo lo que les debo a ti y a Yuridia!
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