—¡No te angusties! —Marcelino la consoló mientras miraba fijamente a Nicandro con una mirada que quería matarlo.
Pero también sabía muy bien que como Nicandro sabía dónde escondía a esta mujer e incluso podía poner con tranquilidad una bala en la ventana del dormitorio, ¡entonces Nicandro había venido totalmente preparado hoy!
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