Capítulo 95 Ataque de lobos
Gabino estaba muy contento ahora. Había conseguido de repente lo que no había podido hacer en los últimos diez años en los últimos diez días, así que se sentía un poco regocijado. Ahora era él quien mandaba en Duriana. Aunque tuviera que escuchar las instrucciones de Sinterra, su propio nombre era el que resonaba en este lugar.
—Rubén se ha ido, Leno también se ha ido. Todos los que no escucharon se han ido. —Gabino estaba sentado en su propio cuartel general, vistiendo una bata de dormir con un vaso de vino tinto en la mano y parecía muy feliz consigo mismo.
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