Capítulo 74 ¡La autoridad del dios de la guerra!
En ese momento. Nicandro se dio cuenta de que alguien lo había estado siguiendo. Sólo se rio en silencio. Sus sentidos eran demasiado agudos, así que no había nadie en el mundo que hubiera podido seguirlo sin ser detectado todavía. La expresión de Nicandro no cambió. Condujo el auto hasta una zona más desierta, y el auto de detrás continuó siguiéndolo y se mantuvo a cierta distancia.
Salió del auto y entró en un parque que aún estaba en construcción y se sentó en un largo banco. Nicandro encendió un cigarrillo y expulsó el humo poco a poco sin mirar atrás.
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