Capítulo 539 Quiero a este hombre
En ese momento, Santiago ya había llegado a Campen, Monte Albán y se había registrado en cierto hotel de siete estrellas. Era dueño de la mitad de este hotel, y la suite presidencial destilaba lujo en cada detalle.
Sentado en el sofá de terciopelo, adaptándose a la diferencia horaria, hizo una videollamada a Melinda. La leve sonrisa de sus labios bastó para demostrar la importancia que tenía para él. Eran las 08:00 p.m., en Ciudad del Valle en ese momento.
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