Capítulo 80 Lo siento
Xander hizo un gesto hacia la mesita de café y agarró una caja de pañuelos. Sin descaro alguno, le ofreció a Hanna y ella ni siquiera lo miró cuando aceptó dicha caja de pañuelos. Por su parte, Xander inhaló y exhaló hondo, controlando ese descabellado y repentino impulso de levantarte y consolar a Hanna que lloraba casi desconsoladamente. Bueno, la verdad dolía y Xander lo sabía muy bien. Pero tenía que continuar hablando, sobre todo porque ya estaba harto de la jodida situación.
—Debo continuar, Hanna. Debes saber toda mi verdad —espetó, mirándola fijamente, aunque ella no le devolvió la mirada—. Como dije, esas personas nunca pronunciaron algún nombre. El caso, la compañía de mi familia optó por mandar a alguien para realizar una investigación. Y, por supuesto, tuve la suerte de encontrarme con ese alguien y, de alguna manera, la ayudé con la información que obtuve e hice que mandara a investigar a una persona, a un hombre en particular: Dean Wagner.
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