Capítulo 8 Afortunado
Esbozando una sonrisa lobuna, Xander miró como las dos personas salían de la cafetería. Había sido más interesante la charla que escuchó, pero no obtuvo la información que realmente necesitaba. Pese a ello, pudo encajar algunas piezas del enorme rompecabezas que formaba los rumores. Se percató de varios detalles que podrían servirle en un futuro cercano; aun así, lo que ahora sabía con certeza era el hecho de que ese hombre, que no hizo otra cosa que quejarse con su tía, era el tal Dean del cual le habían hablado hace un par de semanas atrás. Bueno, al menos era un comienzo, ¿cierto?
Tamborileando los dedos en la mesa, su mente comenzó a hilvanar adecuadamente serían sus pasos a seguir. No sería sencillo, teniendo en cuenta que él no podía…
—¿Todo bien por aquí? ¿Qué tal estuvo el café con leche?
Alzó la mirada, glorificándose a sí mismo cuando sus ojos dieron con el rostro sonriente del camarero. No podía desperdiciar esta oportunidad de indagar sobre cierto asunto.
—De maravilla y el café con leche exquisito —halagó, sonriendo amable—. Por cierto, imagino que conoces a muchas personas y…
—¿Te refieres a las personas que se acaban de marchar? —Mhm, tenía que darle crédito al muy guapo hombre. Era bastante... perceptivo—. ¿Estoy equivocado?
—No, no lo estás —replicó, apoyando un codo sobre la mesa—. Sentí curiosidad.
—Bueno, aquí todos conocen a Dean Wagner. Es como famoso por toda la ciudad porque trabaja en el banco. Grupo Bancario En el Rey. Dean es el gerente contable.
—Oh, algo de eso escuché.
—Me lo supuse porque la gente no está haciendo otra cosa que hablar sobre una persona que estuvo involucrada con él —Arqueó una ceja, viendo al camarero sonreír—. Dean se hizo más notorio gracias a estos rumores que andan circulando. Además, ya lo viste, es un hombre guapo, atractivo y llama la atención. A eso sumale que tiene mucho dinero y prestigio.
—Concuerdo con que es atractivo —espetó, asintiendo—. Ha estado prácticamente frente a mí y fue inevitable oírle hablar con esa elegante señora.
—Esa señora es su tía — «Oh, lo sé»—. Seguramente se estuvo quejando por los rumores, como lo ha estado haciendo en el último mes. No te sorprendas mucho si vuelves a escucharlo otra vez. Son clientes regulares.
—No fueron muy discretos que digamos —acotó, un poco sorprendido cuando se dio cuenta del hoyuelo que se formó en la mejilla derecha del camarero cuando volvió a sonreír—. Hablaban de una chica.
—Sí, la exnovia de Dean. Una chica que se ha estado ganando una reputación un poco… —Sonrió cuando el camarero hizo una mueca con los labios y gesticuló una mano al aire, dando a entender lo que no dijo en voz alta—. Su hermano es un ladrón.
—Vaya, que enredo, eh —comentó, sintiendo la curiosidad abrirse paso dentro de sí—. Entonces, ¿cómo es ella? ¿La conoces?
—La he visto solo un par de veces, pero puedo decirte que es una chica muy hermosa. Es joven también, diría que debe de tener unos 24 o 25 años —informó el hombre—. Pero todo el asunto con el hermano causando que Dean la dejase y se alejase de ella.
—¿El hermano de ella? —El camarero asintió—. ¿Qué fue lo que hizo?
—¿Por qué tanto interés?
—Oh, vamos, llevo poco más de dos meses en esta ciudad y es imposible no enterarse de lo que andan diciendo —profesó, sacándole una risita cómplice al camarero—. Tú mismo lo dijiste, «pueblo chico, infierno grande», ¿recuerdas? Bueno, soy algo así como curioso por naturaleza.
—Y cotilla también —Se encogió de hombros, esbozando otra sonrisa “inocente”—. Bien, te lo diré solo porque eres uno de mis clientes favoritos y porque eres guapo — «Por supuesto que sí» —. Falsificación de documentos y robo. El hombre huyó de la ciudad cuando todo se descubrió y nadie sabe dónde está o si todavía está en el país. Fue su hermana quien pagó las consecuencias.
—Con un hermano como ese… —Dibujó un mohín con los labios, consciente de la mirada intrigante del camarero—. He oído que ella es…
—No estoy seguro de eso. Solo repetiré lo que andan diciendo, ¿de acuerdo? —Arqueó ambas cejas y asintió—. Ella quedó sin un solo centavo por consecuencia de lo que hizo su hermano, pero, aun así, mantiene una casa y sigue viviendo con una empleada que ha estado en la familia por muchos años. La cosa es que dicen que ella es… Bueno, que tiene varios amantes que la ayudan económicamente. Se rumorea que es una acompañante… Ya sabes, de ese tipo de acompañantes —enfatizó las últimas palabras.
—Mhm, he estado con mujeres de ese calibre antes —profesó, casi divertido al ver la sorpresa en el rostro del guapo camarero—. ¿What? Es más fácil de esa manera, aunque lo cierto es que nunca pagó por estar con alguien. ¿Crees que podría intentarlo con ella?
—¿Hablas en serio? —Tuvo que soltar una risita al ver la seriedad en el semblante del hombre—. Bueno, asunto tuyo si lo quieres hacer o no. efectivamente, ahora que trabajas los fines de semana en ese pub, podrías…
—No gano mucho, pero supongo que está bien darme un gustito de esos —inquirió, sacándole por fin una risita al hombre—. ¿Sabes donde vive?
—No exactamente, solo sé que por Frayne y North St. O algo así —El camarero entrecerró los ojos, un dejo de sospecha en su rostro—. ¿Irás a… buscarla? ¿En serio es tanta tu necesidad de estar con alguien que…?
—¿Y por qué no? —interrumpió, levantándose de la silla—. Podría comprobar que tan cierto son esos rumores que andan diciendo sobre ella, ¿no lo cree? Además, nunca necesité pagar por estar con alguien.
Dejando un par de billetes sobre la mesa y regalándole un guiño al camarero, salió de la cafetería mientras tarareaba alguna canción cursi.
«Xander, que afortunado eres. No tuviste que soltar un solo centavo por la información».