Capítulo 31 ¿Cómo podría ser un maldito error?

Hanna no estaba bien, mucho menos cuando sintió una opresión en su pecho al verlo a través de la ventana caminar a pasos lentos hacia la entrada. Era injusto porque ahora que lo veía, le pareció un chico muy distinto con ese rostro varonil desprovisto de vello facial. Pese a la distancia, Hanna fue capaz de ver aquellos ojos verdes decididos a conseguir lo que quería, pero ¿qué exactamente? Contra todo pronóstico, su corazón latió fuerte dentro de su pecho, como traicionando lo que su mente dictaba. No era justo que después de lo que Xander le hizo, su corazón latiese con fervor al verlo. —¿Qué hace él aquí? —preguntó Rosie, pero su voz era como un susurro lejano—. No lo dejaré entrar. No dejaré que te moleste y te haga daño, mi niña. Me encargaré de gritarle sus verdades de una vez por todas.