Capítulo 37 Cociéndose a fuego lento
Conciliar el sueño fue casi imposible, pero apenas sintió la tibieza de los rayos del sol tocar su rostro, se levantó. No tenía caso intentar volver a dormir; además, tenía solo un día para disfrutar de las delicias que la vida le ofrecía porque mañana todo cambiaría.
Él era la oveja negra de la prestigiosa, reconocida, poderosa y multimillonaria familia King. Oveja negra por ser el menor y porque desde la cuna lo tuvo todo servido en bandejas de plata. Sin embargo, desde muy crío fue inculcado con la convicción de que algún día sería parte productiva dentro de la empresa familiar. Pero lo cierto fue que Xander King había renegado de todo, de su familia, su apellido y del legado. Cuando cumplió 21 años, decidió renunciar a cualquier tipo de vínculo familiar y se fue de la casa en busca de su propio destino. Su pasatiempo, desde que solo era un niño de diez años, fue la fotografía y la música y respecto a esto, nunca había mentido. Estudió en los mejores colegios e institutos y luego siguió la universidad. Tampoco había dicho mentiras sobre ir a estudiar a EE.UU y no fue precisamente gracias a pertenecer a una de las familias más ricas y poderosas del país. Ganó becas y viajó al otro lado del mundo con solo lo que tenía puesto y con un bolso que contenía los materiales básicos para estudiar (libros, cuadernos y lapiceras).Y sí, puede que siempre aparentó ser alguien que no era, pero en esencia era él mismo. Que desde entonces Xander llevase una doble vida, no significaba exactamente ser dos personas diferentes. Él seguía siendo él, con o sin dinero. Haciendo o no uso de su apellido de renombre.
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