Capítulo 35 ¡No quiero verte!

¿Por qué no podía moverse? ¿Por qué sus pies parecían clavados al suelo de madera pulida? No entendía el porqué de esto y lo otro, ya que de verdad quería irse de la casa. Pese a esto, se dio cuenta de algo que lo asustó al punto de cerrar los ojos por unos breves segundos. Todo el enojo, la rabia y la ira se transformaron en un agudo dolor que a cada milésima de segundo que pasaba, intensificaba. No quería sentirse así, no quería nada de esos sentimientos que brotaban despacio dentro de su pecho, queriendo enraizarse y crecer, florecer. No, Xander no iba a permitir que ocurriera, sobre todo porque sabía que se condenaría a sí mismo. —Lo peor de todo es que siempre odiaré la noche que te vi tan encantada en los brazos de aquel hombre —sentenció, abriendo los ojos, pero sin mirarla—. Esa imagen ya quedó tatuada en mi memoria y sé que se repetirá una y otra vez. Sé que pensaré en esa noche, pensaré en ti con otro hombre y será mi tortura.