—Gracias.
Su Luoli observó a Xiao Moran con envidia mientras se retiraba con elegancia. Ella era elegante, con buenos modales, amable con todos, no se daba aires de superioridad y no trataba mal a nadie. A decir verdad, Su Luoli no podía encontrarle ningún defecto. Y lo más importante, ella no era condescendiente con Su Luoli y la había ayudado muchas veces. ¿Cuándo podría ella ser así también?
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