Capítulo 4 Algo aún más impactante
La mirada de todos fue atraída por el Ferrari LaFerrari que acababa de llegar.
A pesar de que a la academia no le era extraño ver celebridades egresadas y autos de lujo de sus compañeros famosos, ¡nunca nadie había visto un auto como ese! Incluso Su Ruoyun miró el coche con ojos envidiosos porque costaba diez veces más que su Maserati, por el cual ella había estado molestando mucho a Murong Yi hasta que accedió a comprarlo para ella.
La puerta del coche se abrió y un hombre salió de él. Era Wen Qingmu. Estaba vestido con pantalones de lino gris claro y una camiseta blanca; se veía natural y cómodo.
Esa cara encantadora y esos ojos azules se mostraron para que los vieran, ¡como si estuvieran listos para tomar el alma de todos los presentes!
En el momento en que Su Luoli y él encontraron miradas, ella deseó que hubiera un hoyo en el pavimento en el cual pudiera esconderse. ¿El mundo de verdad era tan pequeño? Apenas durmió con él la noche anterior y ya se lo estaba encontrando.
Él caminó despacio hacia ella, posó uno de sus brazos por encima de sus hombros y la llevó de manera dominante hacia él. Su Luoli estaba tan perpleja que no supo reaccionar.
Su Ruoyun estaba confundida, ¿era posible que su hermana tuviera un novio?
—Hermana, él es…
—Eh…
—¿Acaso no lo ves? —dijo Wen Qingmu levantando una ceja y con el rostro lleno de arrogancia. Su Ruoyun sonrió de manera bonita, estiró su mano para saludarlo y dijo:
—Tú debes ser el novio de mi hermana. Hola, soy Su Ruoyun, la hermana menor de Luoli.
Wen Qingmu frunció el ceño y sin tomarle la mano, contestó de manera grosera:
—Ah, ¿y?
Esto avergonzó de manera infinita a Su Ruoyun. Volteó a ver a su hermana y dijo:
—Hermana, ¿por qué no me dijiste que tenías un novio? Al fin puedo relajarme sabiendo que superaste a lo de Yi. Estaba tan preocupada por ti cuando te negabas a comer o a beber algo.
Su Luoli sabía a la perfección que su hermana no quería verla bien. Incluso si tuviera novio, su hermanita intentaría todo para ocasionar algún problema y Wen Qingmu no era tonto; sabía que había más detrás de esas palabras.
—Aún necesito ir a la biblioteca, adiós. —Su Luoli no podía esperar a irse de ahí.
—Bien, entonces no te molesto más. Cuando Yi y yo nos comprometamos debes traer a tu novio— dijo Su Ruoyun agitando su mano y se fue en su Maserati.
Su Luoli miró de reojo a Wen Qingmu, luego apartó su mano de encima y se apresuró a la biblioteca.
—¡Oye!
Las personas comenzaron a dispersarse.
Su Luoli pasó su credencial para entrar en la biblioteca y respiró hondo. Solo a los estudiantes se les permitía entrar, e incluso al mismo alumnado se les prohibía la entrada si olvidaban su credencial de la biblioteca. ¡Ella en verdad no quería ver a ese hombre!
Caminó entre los estantes hasta que encontró el libro que buscaba según el índice. Sin embargo, el libro estaba en el estante más alto y ella no tenía la altura suficiente como para alcanzarlo. Después de saltar unas cuantas veces, aún sin haber obtenido éxito, Su Luoli seguía con su mirada fija en el libro sintiéndose algo inútil cuando, de repente, una mano delgada se estiró para agarrarlo. Su Luoli levantó la mirada para encontrarse con la sonrisa furtiva de Wen Qingmu.
—¿Cómo entraste?
—Eso fue fácil. Un par de palabras a la dama de la puerta y me dejó entrar —Wen Qingmu respondió orgulloso al tiempo que levantó una ceja.
Su Luoli se apretó los dientes con rabia: «¡La señora de la entrada!» Estos cuatro años, cada vez que olvidaba traer su tarjeta de la biblioteca, la señora siempre se negaba a dejarla pasar, por más que haya intentado convencerla, y ahora ¡ella deja que una persona externa a la escuela ingrese con tanta facilidad! ¡Debe haberla seducido!
—¿Acaso no acordamos pretender no conocernos? ¿Qué es lo que quieres? —murmuró Su Luoli con un tono un tanto agresivo ya que la biblioteca estaba en silencio y cualquier ruido un poco más fuerte de lo normal podría ser escuchado por los estudiantes.
—Tenía razón anoche. Fuimos demasiado rápido; debimos aclarar las cosas primero.
—¿A qué te refieres con rápido? ¿No estaba todo claro? —contestó Su Luoli mientras lo miraba de manera fija con enojo.
Wen Qingmu se acercó más a Su Luoli y susurró a su oído:
—¿Quieres decir que anoche fui lento? ¿Quieres que lo haga más rápido la próxima vez? —Su Luoli de inmediato entendió a qué se refería y se sonrojó y mordió su labio inferior.
—¿Qué es lo que quieres?
—No mucho, creo. Solo debes explicarme unas cosas, ¿por qué quieres un bebé?
Su Luoli lanzó una mirada a Wen Qingmu.
—Eso no tiene nada que ver contigo, e incluso si me embarazara, puedes estar seguro de que no te molestaré. —Mientras le contestaba, ella revisaba que no hubiera compañeros de clase o maestros cerca que pudieran escucharla.
Con una mano en el estante detrás de ella, Wen Qingmu bloqueó el camino de Su Luoli con su cuerpo, acorralándola en la estantería; miraba de manera fija su rostro sonrojado.
Por otro lado, Su Luoli miraba los ojos azules de Wen Qingmu; esos rasgos que tenía en ese rostro tan bello, y esos labios tan sensuales… Su cara se pintó de otra tonalidad de rojo. ¡Este hombre era tan encantador!
Su Luoli utilizó ambas manos para empujar el pecho de Wen Qingmu pero a él no pareció importarle. Y, cuando estaba a punto de moverlas, él tomó una de sus manos y la llevó a su pecho otra vez.
—Si quieres tocar, solo pídelo. Y puedes seguir haciéndolo, no te cobraré.
De alguna manera la cara de Su Luoli se puso todavía más roja, como un tomate maduro y su respiración se agito.
—¡Quién quiere tocarte! —Volteó al otro lado.
—¿Entonces por qué te sonrojas? —Wen Qingmu soltó su mano y en su lugar, le levantó la barbilla, girando su rostro hacia él.
Su Luoli quería pelear, pero aunque ella era fuerte para ser una mujer, su oponente esta vez era un hombre. ¡Su fuerza era aún mayor que la de ella!
—¡Ah! ¡Eso duele! —Su Luoli sentía que su barbilla estaba siendo aplastada, así que Wen Qingmu la soltó al escucharla.
—Bien, ¿entonces me dirás?
—No hay nada que decir, no te importa y tampoco tiene que ver contigo. Por favor, solo déjame ir… ¡Hay que actuar como si hubiéramos tenido una mala cita y pretender que no nos conocemos!
—Ah, ¿en serio?
Wen Qingmu sacó su celular del bolsillo y eligió una foto para mostrársela a Su Luoli.
—Tengo algo que mostrarte.
Su Luoli estaba impactada con la foto que se miraba en la pantalla. ¡Estaba desnuda! ¡Había marcas por todo su cuerpo!
Le arrebató el celular pero él de inmediato lo tomó de nuevo.
—¿Ahora me dirás?
—¡Eres un maldito! —dijo mientras lo escudriñaba con los ojos—. ¿Cómo te atreves a tomarme una foto así?
—Sí, soy un maldito. Y si no me dices, ¿me creerías si te dijera que enviaré esta foto a todos en la escuela?
—…
—Hay algo aún más fuerte, ¿quieres verlo?