—Cariño, recuerda lo que dije, vendré de nuevo. —Su voz de pronto estaba cerca de su oreja. Su Luoli se giró para darse cuenta de que Jian Yu se había ido. Era muy rápido, terriblemente rápido.
Volteó hacia fuera y se dio cuenta de que el hombre en gabardina gris estaba del otro lado de la calle; levantó un brazo en su dirección y el lado izquierdo de su boca en una sonrisa. Luego se ajustó el cuello con ambas manos y desapareció en la oscuridad. Su Luoli se dio vuelta y saltó al ver a Wen Qingmu parado frente a ella.
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