Wen Qingmu estaba acostado en la cama con su brazo derecho enyesado en una venda gruesa color blanco, con Xiao Moran sentada a un lado de él. Su Luoli no podía escuchar de lo que estaban hablando, y lo único que pudo rescatar de la situación era que Xiao Moran estaba sentada muy cerca de Wen Qingmu; una escena tan íntima que hasta el doctor Lin se sintió incómodo al observarlos.
—Eh... Señora Wen…
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