Todos tenían sus miradas fijadas en Mu Ranzheng, quien estaba en medio de un dilema, porque, aunque era cierto que Wen Qingmu y Su Luoli eran sus mayores, y que de acuerdo con las reglas de la casa debía hacer el acto de la reverencia hasta el suelo continuamente ante ellos, no se atrevía a hacerlo. Su Luoli contenía su risa mientras esperaba a ver si en verdad hacía la reverencia, pero al ver la cara de sufrimiento que tenía pensó en que tal vez era mucho para él.
—¡Muy bien, cuando te cases puedes hacer tu reverencia junto con tu esposa pero me voy a quedar con este sobre! —procedió a guardarlo.
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