—Me alegra que estés aquí.
Tessa ya había perdido a un hijo, así que sentía que tenía suficiente amor para dos niños y podía dárselo a este bebé. Sabía que no habría podido manejar la situación si también hubiera perdido a este bebé. Seguro se habría vuelto loca. Sus lágrimas rodaron por sus mejillas antes de caer en la mano de Nicholas.
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