—¡Nicholas, no te atrevas! Nos mataré a los dos. —Al ver la mirada del hombre que amenazaba con engullirla, Tessa gritó en parte avergonzada.
Cuando el rugido sollozante de la mujer entró en sus oídos, Nicholas se quedó atónito. Vio el diminuto rostro de la mujer retorcido por la rabia, y la mirada de sus ojos volvió poco a poco a la normalidad.
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