Una vez que Nicholas entró en el coche, se dirigió al aeropuerto.
—Date prisa. Conduce más rápido —no dejaba de instar a sus hombres a que se dieran prisa mientras iban de camino. A pesar de ello, perdió el último vuelo. Su rostro se agrió cuando descubrió que era demasiado tarde. Por suerte, sus empleados eran tan sensibles como para darse cuenta de su expresión, y se apresuraron a hacer algunas sugerencias.
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