—Mami, ellos fueron los que me intimidaron primero. Intentaba marcharme después de la competición, pero los mayores no me dejaban. Incluso insistieron en que les sirviera.
A Gregory se le saltaban las lágrimas y le temblaba la voz al hablar. En conjunto, tenía un aspecto afligido y lastimero. Muchos de los presentes ya tenían sus dudas sobre toda la situación, y después de oír lo que Gregory tenía que decir, se sintieron más inclinados a creerle. Después de todo, el niño regordete y sus amigos eran todos mucho mayores que Gregory, que estaba solo y además era un niño tan joven. No parecía alguien que pudiera pegar a otro.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread