Ese fin de semana, toda la familia se levantó temprano. Tras un sencillo desayuno, se dirigieron a la playa. Timothy los acompañó. Llegaron al embarcadero y tomaron un yate para adentrarse en el océano. Mientras se dirigían a la isla, Gregory apretó la cara contra la ventanilla para contemplar el cielo azul del exterior.
—Este lugar es precioso, mamá.
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