Por supuesto, Nicholas se dio cuenta. Se negó a reconocerlo y continuó con su acto sin sentido, esperando que aquella mujer se diera por vencida. Sin embargo, no esperaba que leyera tan mal la situación. Al final, dijo rotunda y con actitud fría:
—Señorita Muller, creo que se está ocupando de la persona equivocada. Ya estoy casado, y su comportamiento es inapropiado. Espero que lo recuerde.
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