—¡Cuidado! —Con un tremendo movimiento, Leandro saltó sobre Faustino con rapidez.
¡Bang! Una bala fue disparada hacia donde ellos estaban y dejó un boquete del tamaño de un puño en la pared. «¿Y si la bala golpea nuestra cabeza? ¡Explotaremos como una sandía!».
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